Quisiera contarte un cuento
Me apetecía escribirte, me apetecía contarte una historia (una de tantas), un cuento, quisiera alegrarte la tarde contándote algo bonito, algo que m haya marcado, o algo que lo mismo te marque a ti, pero no puedo, hoy no m sale. Te prometo que lo he intenado, empecé a escribirte un cuento para ti, un cuento ya contado, pero me faltaban las ideas, como siempre y me sobraban las palabras, como siempre también.
Me acabo de despedir de mi hermano, que se va todo el verano a Cantabria, a trabajar en un camping con una amiga, es la primera vez que soy yo la que se queda en casa. Mis amigas tienen planes o trabajan, o tienen planes y trabajan, y mis primos, compañía veraniega de toda la vida, por primera vez trabajan. Incluso los amigos de mis primos, que no han dado un palo al agua en sus vidas trabajan en verano, y yo...yo no. Yo no tengo planes, ni de verano ni de vida, y lo que hace un año hubiera sido un descanso, tener el piso de la playa para mí sola, este año se me hace una carga, porque no quiero estar allí sola, no quiero bajarme a la playa con mi libro y mis cascos y bañarme yo sola, sin colchoneta y sin ahogadillas, sin carreras, sin palas, sin tortilla y filetes en un tapper. Quiero jugar al volleyplaya por las tardes y no parar en casa y meterle prisa a la gente porque llegamos tarde a todos sitios, y pasarme las siestas tomando café en el paseo marítimo con mi primo paco, lamentándonos del poco trabajo en la provincia y de los enganguillos que pasan con las motos x delante, felices y ajenos; quiero helados por la noche y ver puestos con pulseras, quiero tinto de verano, y que todo esté como siempre. Y si todo tiene que cambiar, quiero cambiar yo también, y quiero irme de aquí. Siempre me quedarán las hermanas Ramírez, pero Carmen se viene a Bornos, Ángeles es idiota y María...las cosas nunca serán como antes con María. Quiero volver a Londres y volver a ser camarera en un pub del centro, quiero volver a Manchester y encontrar calor entre gente tan fría, no quiero alzar la vista al frente, hacía tiempo que no estaba tan perdida. Este email no tiene sentido, ni siquiera tengo ganas de escribir, sólo sé que lloro y lloro, y no quiero contártelo, pero lo hago.
Y me siento mal y no quiero estudiar y no quiero aprobar y no quiero ir a málaga, y quiero dormir, cerrar los ojos y que hayan pasado unos años y todo esto esté resuelto, y no me quiero por querer que todo pase, y no quiero querer esto y me fastidia estar convirtiéndome en algo de lo que siempre he huido.
En cualquier caso, Pachito, te debo un cuento (y mil palabras).
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